¡No seas wey!

¡No seas wey!

Jesús Sánchez Meleán

A quienes son mexicanos no tengo que explicarles la frase ¡No seas wey! Al resto de los mortales les digo que la citada expresión, se pronuncia como una alerta, para evitar un comportamiento equivocado que pudiera traer consecuencias negativas. También esa frase, connota una condena. En este caso se usa cuando el mencionado wey no hizo caso a las advertencias y mostró gran falta de inteligencia y cordura.

Esa frase, es una manera políticamente correcta, para implicar que el referido es un imbécil, mentecato, bruto. A mi me gusta más esta segunda forma, no tan edulcorada, de interpretar la frase. Yo le dedico esas palabras al gobernador de Texas, Greg Abbott a raíz de su decisión de suspender el uso obligatorio de las mascarillas en el estado que lidera. Abbott, también ordenó la apertura total de los comercios en su estado. 

La decisión de Abbott atrajo la atención de Joe Biden, quien encontró otra forma, más intelectual, y menos prosaica que la mía para calificar al gobernador de Texas. Biden le dijo a Abbott que tenia un pensamiento, o un cerebro, como el de los “neandertales”. Se refería Biden a una “especia” humana, que coexistió por un tiempo con el homo sapiens, pero que fracasó como especie. Se extinguió.

Precisamente, la causa de la extinción de esa especie, o variedad humana, estuvo relacionada con la capacidad de aprendizaje que su cerebro les permitía. Tenía esa especie una capacidad reducida de raciocinio, de pensamiento abstracto y crítico. Considero acertada entonces la comparación que hizo Biden. Al igual que los neandertales Abbott está mostrando su incomprensión total del conocimiento científico.

La pandemia sigue viva en el estado que dirige. Hasta el momento, en Texas solo el 8,49 por ciento de la población ha recibido las dos dosis completas de la vacuna. La cifra de fallecidos en el estado se acerca a las 50 mil personas. En los primeros 5 días de marzo, hubo en promedio diario, unos 3 mil 700 nuevos casos de covid-19. En ese mismo período, el número promedio diario de muertes en Texas fue de 167.

Las cifras, que son conocimiento científico, no meros deseos o intensiones, contradicen abierta y claramente al gobernador Abbott. Los números sobre la evolución de la pandemia en Texas no son consistentes con la decisión tomada por el gobernador. Con base a esos números, los epidemiólogos de Texas y del país, han criticado duramente el haber abanderado la suspensión de uso de mascarillas.

Y no hay que ser muy suspicaz para llegar a conclusiones. Abbott parece encabezar la rebelión de una decena de gobernadores, todos republicanos, que han suspendido el uso obligatorio de las mascarillas. Por más que Abbott justifique su decisión en la idea de la evolución positiva de la pandemia, y el énfasis en la decisión y la libertad  individual, creo que aquí se quiere quitar legitimidad al esfuerzo del gobierno federal para derrotar la pandemia.

La decisión de Abbott, alejada de la ciencia, introduce elementos muy nocivos en la actual fase de combate al virus. Los CDC han expresado que quienes reciben la vacuna deben seguir usando la mascarilla en lugares y concentraciones públicas. Los vacunados deben seguir usando la mascarilla cuando interactúen en lugares cerrados con personas no vacunados y con personas que sean de grupos de riesgo.

El fundamento de esto es que los vacunados siguen siendo portadores y transmisores del virus. Desconocer este hecho es grave porque siguen apareciendo casos de tres nuevas y peligrosas cepas del coronavirus. Abbott, desde mi punto de vista, merece una fuerte crítica por desconocer la ciencia. Yo prefiero la crítica directa, diciéndole ¡no seas wey!, pero entiendo que otros lo critiquen de una manera más edulcorada.

Jesús Sánchez Meleán

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