Copo de Nieve se dirige a la nación

Copo de Nieve se dirige a la nación

Jesús Sánchez Meleán

Carta imaginaria que habría enviado Copo de Nieve, o “Snowflake”, a People for the Ethical Treatment of Animals (PETA) luego de los acontecimientos ocurridos en Houston a mediados de febrero 2021.

Queridos y siempre valorados oficiales de PETA:

Envío mi mensaje desde un innombrable suburbio del sur del oeste de Houston. Escribo en la oportunidad de aprovecharme de mi notoriedad reciente. Estoy sacándole provecho a mis 5 minutos de gloria para decir algunas cosas que tengo trabadas en mi garganta desde hace un tiempo.

Agradezco al reportero de The New Yorker el haberme descubierto en su reciente visita a la casa en la cual me dan cobijo. Esa foto que me tomó el reportero la voy a guardar en mi corazón toda la vida. Soy positivo, las cosas no pasan en vano. Yo me acerqué a la puerta al escuchar ruido aquella mañana nevada. Eso bastó para quedar plasmado en la foto.

Llegué a esta casa en el 2014. Quienes me cuidan ahora me recogieron de un refugio en el que había pasado algunos meses. Yo no me acuerdo de donde venia. Nosotros los perros, no tenemos mucha memoria. Mis recuerdos comienzan una vez que quien me adoptó le hizo saber al mundo que yo existía y dejo claro que estaba haciendo una caridad al recogerme.

Agradezco también ese gesto. Lo que debo decir es que me han podido colocar un nombre mas original. Pero, voy a lo importante. Si creo que mi padre adoptivo, y cabeza de este hogar cometió un acto grave contra el tratamiento justo de los perros. Mi padre adoptivo me dejó abandonado en su hogar en condiciones bastante precarias.

Me dejó sin tener servicio de electricidad y con una temperatura, o sensación térmica, de -12 grados centígrados. Ya sé lo que dirán algunos de los que leen este mensaje. Van a decir que exagero porque en realidad solo me dejaron en esas condiciones por un solo día. Sí, eso es verdad. Pero, aquí lo que cuenta es la intensión.

Ya queda más que probado que mi padre adoptivo tenía intensiones de permanecer en Cancún, Quintana Roo, México por cinco días. Se devolvió al día siguiente de haber partido solo por que su viaje al famoso balneario mexicano se volvió tendencia en las redes sociales. Si eso no hubiese ocurrido es muy probable que yo hubiese sufrido hipotermia.

Escribo entonces porque estoy vivo de milagro. Ustedes deben tomar cartas en el asunto porque ustedes trabajan para que el trato a los animales sea justo. Vengan y evalúen las condiciones de vida que yo tengo en esta casa. Lleguen de repente para que comprendan mi realidad.

Dicho esto, yo no puedo desaprovechar esta oportunidad para evidenciar que tengo un disgusto grande, pero por temas políticos, con mi padre adoptivo. Como ustedes saben, el es un abogado con 25 años de experiencia. Y ya acumula casi una década como Senador Federal. Es ya un “senior” en esto de la política.

Entonces, mi mayor frustración es que el comporta sin ninguna ética. Fue capaz de estimular a los sucesos en el Congreso Federal. Su discurso, al igual que el del presidente anterior, el presidente perdedor, le dio municiones a los violentos para intentar detener la certificación de los votos electorales el pasado 6 de enero.

Después tuvo la “cara dura” de decir, “yo no fui”, como dice la canción de Pedro Infante que popularizó Pedrito Fernández hace pocos años. Yo no puedo entender, como perro que soy, que un “letrado” pueda seguir repitiendo que “hubo fraude” en las elecciones presidenciales de noviembre 2020.

Peor aún, me avergüenza que un “letrado” diga que “no hacen falta pruebas de ese fraude solo basta con que la gente lo crea”. Yo debo entonces reiterar que tengo diferencias serias con mi padre adoptivo y queda claro que no me protege. Concluyo citando a una excandidata presidencial, “no confíen en un político que no cuida a su perro”. Esas son sabias palabras.

Jesús Sánchez Meleán

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