Jesús Sánchez Melean
Aaron Rodgers, mariscal de campo de los Green Bay Packers, es el reconocido fundador del club de los deportistas mentirosos. En noviembre pasado, Rodgers, uno de los mejores mariscales de la historia de la NFL, dio positivo a una prueba de Covid-19. Ese no sería el problema. Para ese momento unos 120 compañeros del Rodgers en la NLF también tenían Covid-19.
El positivo de Rodgers fue el equivalente a la explosión de una bomba nuclear. Este nativo de Chico, California, engañó a sus compañeros, a la directa de los Packers y a la directiva la de NFL. A todos les dijo que se había vacunado cuando en realidad no fue así. Rodgers recibió una multa por 14.650 dólares y acude a los medios para hablar de su postura anti vacuna. Cumple a cabalidad esa función de promotor de su nuevo club.
Rodgers se debe sentir muy feliz, porque en pocos días, conquisto a un según miembro de su club. Y vaya el tamaño de ese nuevo integrante. Se trata de Novak Djokovic, el tenista que ocupa en la actualidad el primer lugar del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP). Al igual que Rodgers, Djokovic es un propagandista contra las vacunas del Covid-19. Incluso, el tenista serbio es más expresivo en su criterio sobre la emergencia de salud.
Djokovic como miembro del mismo club de Rodgers es un soberano mentiroso. Mintió al indicar la fecha en la cual supo del resultado positivo de su prueba contra el Covid-19. Mintió al decir que llegaba a Australia directamente desde Serbia. La verdad era había pasado los últimas 15 días antes de llegar a Melbourne entre España y Emiratos Árabes. Quiere decir que Djokovic le mintió a las autoridades de su país al no someterse a una cuarentena obligatoria de 14 días.
Al tenista no le han aplicado ninguna sanción hasta el momento. Un juez australiano le permitió abandonar el hotel en el cual se encontraba encerrado. El ministro de relaciones interiores e inmigración de Australia analiza si emitirá o no una orden de deportación para Djokovic. Si eso ocurre, el serbio se perderá la oportunidad de ganar su noveno abierto de Australia y su Grand Slam No. 20.
Creo que eso es lo que se merece. Debe ser deportado y enviado directico a Serbia para que le apliquen sanción por haber violado las reglas de cuarentena. Aquí lo importante es que quede claro que ninguna estrella del futbol americanos y ni tenis mundial está por encima de las normas de convivencia. Estos dos mentirosos, que además pecan por soberbios y por sentido de superioridad deben entender que el prójimo merece respeto. Están condenados los dos.
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