Restauranteros piden soluciones no más obstáculos 

Restauranteros piden soluciones no más obstáculos 

RESTAURANTEROS| Francisco Cuevas y Jesus Silva. (Fotos/El Comercio de Colorado) 

FRANCISCO CUEVAS Y JESÚS SILVA COMPARTEN SUS IMPRESIONES  

Redacción El Comercio de Colorado 

Los propietarios de restaurantes en el área metropolitana de Denver viven una creciente preocupación por el futuro inmediato de su industria. Francisco Cuevas y Jesús Silva, dueños de varios establecimientos en Denver, Aurora, Commerce City, Greeley y Golden, coinciden en que el contexto actual pone en riesgo la estabilidad de muchos negocios locales. Ambos señalan factores como la inseguridad, la caída en la densidad de clientes, los aranceles a productos importados y el aumento del salario mínimo como los principales desafíos. 

Francisco Cuevas, con más de una década en el sector, advierte que “la gente dejó de salir con la misma frecuencia por miedo e incertidumbre”. Las redadas migratorias al inicio del año crearon un ambiente de temor que impactó directamente el flujo de comensales y trabajadores. A esta percepción de inseguridad se suman los costos crecientes. “El alza en el salario mínimo en Denver, el más alto del estado, y la renta comercial están asfixiando a los pequeños restaurantes”, explicó Cuevas. 

Este empresario también mencionó que los aranceles que entrarían en vigor afectan directamente a sus productos clave como mariscos, cervezas y bebidas importadas. Mientras, Jesús Silva, propietario de varios restaurantes, incluido Tora Ramen en el centro de Denver, coincide. “El problema es downtown. La densidad de clientes no se ha recuperado desde la pandemia. Muchos edificios de oficinas siguen vacíos porque la gente no ha vuelto a trabajar presencialmente”, afirmó.  

Silva destaca también la inseguridad y los cambios en las leyes locales como factores que debilitan la operación de restaurantes. “Queremos pagar mejores sueldos, pero si no hay clientes ni margen de ganancia, es insostenible”, dijo. Según él, los restaurantes de zonas suburbanas como Golden y Littleton han logrado mejor desempeño porque no enfrentan los mismos costos ni las mismas restricciones. 

Propuesta de soluciones 

Ambos restauranteros también alertan sobre la inestabilidad generada por las políticas fiscales. “Los precios suben sin previo aviso, desde el aguacate hasta el pescado”, dice Silva. Para Cuevas, el problema se agrava por la disparidad entre ciudades: “Un salario mínimo uniforme en toda el área metropolitana nos permitiría operar con más previsibilidad”. Los dos emprendedores reconocen que parte de la solución está en generar confianza para que la gente vuelva a salir a comer.  

“Si la gente se siente segura y tranquila, va a volver. Pero también necesitamos que las autoridades nos escuchen”, señala Cuevas propietario de El Coco Pirata y otros establecimientos. Ambos proponen medidas como incentivos fiscales, subsidios temporales o apoyo logístico para estabilizar sus operaciones. También abogan por permitir que los restaurantes decidan cómo distribuir los ingresos extra, como los cargos por servicio, sin restricciones que limiten su flexibilidad financiera. 

Revitalizar downtown  

Desde el gobierno local, José Salas, vocero de la ciudad de Denver, afirma que se están tomando acciones concretas para enfrentar algunos de los retos señalados, especialmente en el centro de la ciudad. “Estamos aumentando la presencia de seguridad, no solo con policía, sino con agentes comunitarios, personal de salud mental y seguridad privada, como parte del plan del alcalde Mike Johnston para revitalizar el downtown”, explicó Salas. 

Este plan incluye también la apertura de quioscos informativos, programas de apoyo a personas sin hogar y la rehabilitación de la calle 16, cuyo rediseño estará listo a finales del verano de 2025. Asimismo, la ciudad planea habilitar 3,000 unidades de vivienda asequible este año para trabajadores que viven y laboran en el centro, lo que podría aumentar la densidad de clientes que tanto demandan los restaurantes. 

A pesar del panorama desafiante, tanto Cuevas como Silva mantienen la esperanza de que con acciones coordinadas y políticas bien diseñadas, la industria restaurantera pueda resistir la tormenta. “Necesitamos soluciones reales, no más obstáculos”, concluyen. 


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