Indirectas: el idioma que él no entiende

Por María Marín

Una vez un amigo psicólogo me dijo algo que nunca olvidé: “Los hombres genéticamente no están capacitados para tomar indirectas”. Y es que si hay algo en lo que somos expertas las mujeres, es en insinuar sin pedir directamente.

Ellos tienen una forma de comunicarse muy distinta. Cuando un hombre quiere algo, lo pide sin rodeos. En cambio, nosotras esperamos que con nuestras insinuaciones ellos adivinen lo que necesitamos, lo cual rara vez funciona.

Imagina esta escena: vas en el auto con tu pareja, te apetece un café y le dices: “Estoy cansada y con frío, algo calientito me caería bien”. Él pasa frente a varias cafeterías sin detenerse.

Tú te molestas y cuando él nota tu incomodidad, respondes: “No puedo creer que no pararas por un café”. Él se queda atónito: “¡No soy adivino, si querías café, solo dilo!”. Los hombres no son lectores de mente.

Indirectas: el idioma que él no entiende

Por eso, si deseas algo, dilo sin vueltas. Si sueñas con pasar Navidad en Nueva York, no digas: “Qué lindas se ven las luces en la Quinta Avenida en diciembre”. Mejor exprésate claramente: “Quiero pasar Navidad contigo en Nueva York”.

Si necesitas gasolina, olvídate del “Mi tanque está vacío”, y di directamente: “¿Puedes echarle gasolina a mi auto?”. Ellos no se ofenden con una petición clara, al contrario, se sienten útiles. A los hombres les gusta complacernos, sentirse héroes.

Hablar directo fortalece la relación y evita malentendidos. Así que ya sabes: no des rodeos, pide lo que quieres. ¡Ellos te lo agradecerán!