En la mirilla

En la mirilla

Por Jesús Sánchez Meleán

La historia se repite pero con diferentes personajes. En esta oportunidad, el pistolero es un inmigrante sirio que emigró a los Estados Unidos junto a su familia, por la vía legal, a la edad de tres años. Según ha revelado su hermano, Ahmad Al Aliwi Alissa mostraba algunos trastornos de naturaleza psicológica.

El hermano de Ahmad contó que el pistolero padecía de algo que identificó como un delirio de persecución. Ese trastorno impedía que Ahmad tuviese una percepción precisa de la realidad. Adicionalmente, este familiar del sospechoso aseguró que el joven de 21 años tenia dificultad para controlar la ira.

Este mismo testimonio, que hasta el momento es el único disponible para entender los motivos del victimario, indica que Ahmad vivió momentos muy difíciles durante su adolescencia. Este joven se sentía despreciado y acosado por su compañeros de escuela. Incluso, la policía de Arvada, Colorado, le abrió un caso por haber agredido a un compañero de escuela.

Según esta narración del hermano, pocos días antes de la masacre en el automarcado de Bolder, sus padres estaban alarmados por la forma en la cual Ahmad manipulaba las potentes armas de fuego que eran de su propiedad. Según se ha conocido por reportes no oficiales, Ahmad era el propietario de un rifle de asalto AR-15 y de una pistola semiautomática.

Se espera que el próximo informe policial del caso revele cuándo y dónde Ahmad obtuvo las armas que portaba en la tarde del 22 de marzo de 2021. Es vital conocer esa información. Desde 2013, en Colorado, está vigente una ley que obliga a revisar los antecedentes criminales y de salud mental de los interesados en comprar un arma.

¿Quién vendió el arma a Ahmad siguió los proceso de la legislación local para verificar la estabilidad del potencial comprador del arma? Seria hasta oportuno escuchar los criterios que usó el vendedor para poner en las manos de Ahmad armas de esa potencia. Y por otra parte, resulta muy lamentable que los familiares del pistolero no hayan hecho uso de otra legislación.

Desde 2019, en Colorado, está vigente una ley que permite retirar las armas de las manos de propietarios que no tienen las condiciones psicológicas para portarlas. Los jueces pueden procesar denuncias sobre personas no aptas para portar armas. Por decisión judicial, las armas pueden ser retiradas de estas personas.

Los afectados por estas decisiones tienen todos los derechos para apelar este dictamen judicial. Ellos pueden demostrar que son portadores de armas competentes y saludables. Los familiares de Ahmad hubiesen podido iniciar esta acción judicial si es que habían detectado algún riesgo en el comportamiento del joven.

Cuesta entender cual es el argumento de aquellos que se oponen a limitar el acceso a las armas de asalta y los cargadores de múltiples municiones. Nadie habla de decomisar en forma indiscriminada la armas. Se trata de prevenir el que personas no aptas, desde el punto de vista psicológico y psiquiátrico, puedan ponerse a jugar con armas como los AR-15.

Insistir en crear regulaciones para establecer una estricta verificación de antecedentes no es ningún teatro. Tampoco es una farsa el promover la aprobación de una ley federal para retirar las armas, siguiendo un procedimiento judicial, de las manos de quienes no sean aptos para manejarlas. Son teatreros aquellos que se oponen a crear limitaciones racionales al porte de armas. La ausencia de este tipo de legislación nos pone a todos en la mirilla.

Jesús Sánchez Meleán

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