Firma Invitada – Gracias a ti hoy podemos respirar

Gracias a ti hoy podemos respirar

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Por Gustavo Gac-Artigas / Escritor y director de teatro

Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE)

Al escuchar la sentencia del asesino de George Floyd me alegré, una sensación de alivio me invadió. ¡Oh!, sé que no es bueno alegrarse, que los muertos no regresarán a la vida. También sé que es solo un paso, sé que la pelea por la igualdad frente a la justicia continúa, sé que se necesita una reforma policial en profundidad, pero la condena del asesino de George Floyd, el ver a un oficial de la policía abandonar la sala esposado con las manos en la espalda, que la puerta que se cerraba a su espalda conducía a la cárcel es un primer paso.

Ahora el policía que abuse de su poder, que asesine a un afroamericano o a un niño de color, que quiebre la ley sabe que esta vez no cuenta con impunidad y que puede terminar en prisión. La sentencia del 20 de abril del 2021, es solo un paso, pero recordemos, hace 52 años, el 21 de julio de 1969 un astronauta, Neil Armstrong, dio un primer paso en la luna y dijo: “Este es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la Humanidad”, y América aplaudió orgullosa.

La sentencia en Minneapolis fue un pequeño paso en busca de la justicia. Entre cientos, un policía condenado, un pequeño paso, pero un gran salto en la búsqueda de la justicia, y la mayoría de América aplaudió orgullosa. Durante años me enseñaron “si te golpean, debes poner la otra mejilla”. Tras el asesinato de George Floyd los afroamericanos, los hombres y mujeres de color, se cansaron de poner la otra mejilla y salieron a ocupar las calles, a despertar la conciencia de América.

La calle dijo “nunca más”, la calle dijo “Black Lives Matter” y esa presión hizo que se diera este pequeño pero gran paso en la historia judicial de los Estados Unidos. Nunca más un oficial de la policía podrá contar con la complicidad de los suyos, con el silencio de los suyos cuando atropella la ley y atropella los derechos de la minoría. Se terminó la ley del silencio, ley del hampa, durante el juicio algunos oficiales de policía no callaron, honor a ellos, por primera vez no hicieron cuerpo y declararon para condenar, no justificar a Chauvin.

Honor a esos doce jurados, hombres y mujeres que se atrevieron a reflejar en su voz la voz de tantos, que se negaron a cerrar los ojos frente a la injusticia. La ley debe cambiar en los Estados Unidos: no solamente es culpable el responsable de la muerte de un individuo, también está claro que aquel policía que viendo a uno de los suyos ejercer violencia contra un individuo, no importa su sexo o su raza, tiene el deber de detener su acción. De no hacerlo, se convierte en cómplice, y tras un juicio la puerta de la libertad debe cerrárseles.

No hay de qué alegrarse, ¡son tantos los muertos!, pero sí hay de qué sentir alivio. Hoy se puede respirar mejor, dormir más tranquilos, salir a la calle más tranquilos, sabiendo que, la próxima vez que un policía nos detenga en un pare debe pensarlo dos veces antes de dispararnos. Así lo espero, y por ello me alegro.

Tu muerte no fue en vano George Floyd, ahora, somos nosotros quienes debemos dar el próximo paso y lograr una reforma policial en profundidad, lograr leyes que nos protejan, incluso de aquellos que se supone deben protegernos. Somos nosotros quienes debemos hacer que tu muerte no se diluya en bellos discursos, ello sería asesinarte nuevamente, a ti, a Breonna Taylor, a Daunte Wright, a Adam Toledo.


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