El Entrometido

Después del espectáculo del Óscar, yo quedé muy entusiasmado de poder ver en vivo y directo actos bien bochornosos. Con esa idea, de ver algo sorprendente, me acomode en mi sillón para ver la ceremonia de entrega de los Grammy. Primero que todo pude escuchar muy buena música.

Y la buena música arranco desde el principio. A la primera cantante que vi fue Olivia Rodrigo. Yo juraba que era hispana, pero no. Su familia provino de Filipinas, seguramente ese apellido Rodríguez, le llegó a su familia cuando ese archipiélago estuvo bajo dominio de España. Pero, la cantante no habla ni papa de español.

Pero voy al grano. Olivia es extraordinaria. No que lo diga yo. Es que en la noche de los Óscar se llevo a su casa tres estatuillas. Ella gano el premio a Mejor Nueva Artista; a Mejor Álbum Pop; y a Mejor interprete POP. El ascenso a la fama de Rodrigo ha seguido un ritmo vertiginoso que la ha puesto al nivel de fenómenos como Billie Eilish o Rosalía.

En 2020, la estadounidense protagonizaba una serie de Disney Channel, “High School Musical: The Musical: The Series”, cuando comenzó a publicar en su perfil de Instagram videos en los que interpretaba sus propias composiciones al piano. Imaginen el future que le espera. Olivia solo tiene 18 añitos. A esa edad y ya tiene el mundo a sus pies.

Asi como digo lo bueno, también digo lo malo. Resulta que no hubo un productor y un escritor de guion que se diera cuenta que uno de los nominados, y luego ganador, había fallecido. El cantante de country, Jimmie Allen presento un gramófono a Mejor Álbum de Música Regional Mexicana que se llevo el difunto Don Chente.

Allen consiguió hacer justicia al nombre de Vicente Fernández cuando lo anunció como ganador de esta categoría. Pero, se le pasó por alto un detalle. El legendario cantante falleció en diciembre del año pasado tras pasar varios meses hospitalizado debido a una caída que sufrió en su rancho. Allen lo disculpo por no haber estado presente en la premiación.

¡Qué pena con ese señor!