China y EE.UU. tensan su pulso commercial 

China y EE.UU. tensan su pulso commercial 

(Ilustración/AI) 

PEKÍN EXIGE ELIMINAR ARANCELES Y WASHINGTON MANTIENE LA PRESIÓN 

Redacción El Comercio de Colorado 

Pekín y Washington han entrado en una nueva fase de su prolongada guerra comercial, con un cruce de declaraciones, ajustes arancelarios y llamados al diálogo que reflejan la complejidad de una relación económica clave para la estabilidad global. China ha calificado de “pequeño paso” la reciente decisión estadounidense de excluir ciertos productos electrónicos chinos —como teléfonos y computadoras— de nuevos gravámenes, e instó a la cancelación completa de los aranceles. 

Desde 2018, cuando Donald Trump impuso los primeros “aranceles recíprocos” para frenar el déficit comercial, ambas potencias han aplicado cientos de miles de millones de dólares en impuestos mutuos a sus importaciones. El conflicto parecía encaminarse hacia una tregua en 2020, pero se ha recrudecido desde abril de este año, tras una nueva ofensiva de Trump que elevó los aranceles sobre bienes chinos hasta un 145 %. 

Respuesta ambigua 

La exención parcial a productos tecnológicos fue recibida con frialdad por Pekín. “Este gesto no resuelve nada. EE.UU. debe corregir su práctica errónea y cancelar por completo los aranceles”, afirmó el Ministerio de Comercio chino. El gobierno de Xi Jinping advierte que cualquier diálogo solo será viable si se eliminan las presiones unilaterales y se actúa bajo principios de “respeto mutuo”. 

La respuesta de Trump, sin embargo, ha sido ambigua. Aunque afirma tener “un gran respeto por el presidente Xi” y desea alcanzar un acuerdo “beneficioso para ambos países”, también mantiene un tono desafiante. “Nos han estafado durante años. Solo estamos poniendo las cosas en orden”, declaró, al justificar el alza de aranceles. Analistas internacionales coinciden en que, si bien ambas economías están profundamente interconectadas, las posibilidades de una solución inmediata por la vía diplomática son inciertas.  

Sin ganadores 

“La retórica de presión de EE.UU. no contribuye a un clima de negociación estable”, opinó la economista Yun Li, del Instituto Asia-Pacífico de Comercio. “Sin un cambio de enfoque, el diálogo será superficial o estéril”. Desde Wall Street, el impacto ya se siente. Las últimas medidas han sacudido los mercados, con caídas de hasta el 3 % en el índice Dow Jones. Empresas tecnológicas y manufactureras temen interrupciones en sus cadenas de suministro y mayores costos operativos. 

Mientras tanto, el gobierno chino insiste en que “nadie gana en una guerra comercial”. Pekín ha dejado claro que está dispuesto a responder con firmeza si EE.UU. persiste en su ofensiva. “No queremos el conflicto, pero no lo tememos”, advirtió el portavoz Lin Jian. La incertidumbre se mantiene. Aunque la diplomacia no está descartada, todo indica que el desenlace de esta guerra comercial dependerá más del cálculo político de Trump que de una visión compartida sobre el libre comercio. 


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