Situación de rehenes

Jesús Sánchez Meleán

En las horas finales del 2019, el presidente Trump informó que prontamente firmaría un acuerdo comercial con China. “Estaré firmando nuestra muy grande y amplia fase uno del acuerdo comercial con China el 15 de enero. La ceremonia tendrá lugar en la Casa Blanca. Representantes de alto nivel de China estarán presentes”, twitteó con su característico estilo. El mensaje rectifica otro en el que precipitadamente había escrito que en la ceremonia estarían su homólogo chino Xi Jinping. Será Liu He, viceprimer ministro chino quien firme el acuerdo.

Lo importante no es quien sea la contraparte china que firme. El hecho a destacar es que se ha producido una tregua en la guerra comercial que desato la administración Trump contra China. Se trataría de un acuerdo parcial del que se conocen pocos detalles. El grupo de análisis económico del banco Wells Fargo describió este acuerdo como “ligero en detalles, pero una señal de distensión bienvenida”. Con el acuerdo se cancela la entrada en vigor de nuevos aranceles para artículos electrónicos que estaba prevista para enero 2020.

El acuerdo alcanzado implica que Norteamérica va a mantener por el momento los aranceles del 25 por ciento, a la mayoría de las importaciones chinas. A otro grupo reducido de productos chinos se les mantendrá un arancel del 7.5 por ciento. La prensa china reportó que Estados Unidos se comprometió a retirar, en varias etapas, las tarifas que ha impuesto durante los últimos 18 meses; mientras que el gobierno chino, como contraparte, emprendería la misma acción.

El gran logro que habría obtenido Trump es el haber convencido a los chinos de comenzar a comprar más productos producidos en los Estados Unidos. Esta medida tendrá satisfecho a Trump y a aquellos de sus consejeros a quienes les martirizaba el saber que el intercambio comercial entre ambos países favorecía a China. Es decir, el balance comercial entre China y EEUU venia siendo favorable a China y por lo tanto Trump quería ser quien corrigiera el desequilibrio en el intercambio con China.

Habrá que esperar hasta el 15 de enero para conocer los detalles del acuerdo alcanzado. Pero, no debe pasarse por alto que la guerra comercial desata por Trump, Ross y Navarro contra China ha tenido profundas consecuencias. Las previsiones del FMI para el crecimiento mundial para 2019, publicadas en octubre, redujeron en dos decimas las cifras que el organismo había emitido en julio 2019. Esta disputa originada desde Norteamérica tenía consecuencia global pero también dejo una importante huella en la economía doméstica.

En octubre 30 de 2019, la American Farm Bureau Federation (AFBA) reportó que se han ido a la quiebra, usando el Chapter 12 bankrupticies, unas 580 empresas agropecuarias en los Estados Unidos. Esa cifra corresponde al periodo comprendido entre septiembre 2018 y septiembre 2019. Esa esa cifra muestra un incremento del 24 por ciento, con relación al registrado entre septiembre 2017 y septiembre 2018. El reporte de inteligencia del AFBA asegura que la guerra comercial con China ha agravado la situación del sector agropecuario.

Alice Harvie, analista y productura agrícola, va un poco mas allá. En su articulo en Farm Aid, Harvie asegura que la reciente guerra comercial con China ha extinguido a las pequeñas unidades de producción agrícolas. Ella asegura que miles de “family farms” han dejado de operar al haber perdido el acceso a China, mercado principal para colocar sus productos. Harvie mantiene que los grandes perdedores de la guerra comercial con China fueron los pequeños agricultores.

Y para Harvie, los pequeños agricultores norteamericanos estarían “secuestrados” por la administración Trump. La metáfora usada por Harvie de los granjeros secuestrados tiene mucha significación. Los pequeños granjeros están a merced de las políticas comerciales de Trump. Ellos se han visto afectados por la disminución de la demanda una vez que China impuso sanciones contra los productos norteamericanos. Al mismo tiempo, ellos han perdido su capacidad de presión.

Si las elecciones fueran hoy, Trump ganaría con amplia ventaja en Wisconsin, Georgia, Nebraska, Kansas, Iowa, Minnesota, South Dakota y West Virginia, estados donde se ha registrado el mayor número de quiebras del negocio agropecuario. Todo indica que los pequeños agricultores seguirán siendo el eslabón más débil en la estrategia comercial de la actual administración. Su crisis no tiene consecuencias políticas negativas. Ojalá, que al menos, como parte del nuevo acuerdo comercial, China restituya las compras de productos agrícolas con lo cual muchos pequeños agricultores van a poder mantener su negocio.