FLORES EN EL LUGAR DE LA TRAGEDIA| Miles de personas lloran a las victimas. (Foto/EFE)
SE REACTIVA DEBATE SOBRE CONTROL DE ARMAS
Redacción El Comercio de Colorado
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Ahmad Al Aliwi Alissa, presunto culpable de la masacre ocurrida en Boulder, fue impuesto de 10 cargos de asesinato en primer grado. Alissa, de 21 años y de origen sirio, enfrenta la cadena perpetua, pena máxima en Colorado, una vez que los electores abolieron la pena de muerte en 2018. Según las autoridades, el sospechoso del tiroteo tenía un rifle de asalto AR-15 y una pistola semiautomática que habría comprado cuatro días antes de cometer el delito.
Las autoridades no han informado si el sospechoso usó ambas en el ataque. También los investigadores del caso deben suministrar su reporte sobre los motivos del ataque. Alissa, herido en la pierna durante el suceso e ingresado en un hospital, fue trasladad a una cárcel del condado de Boulder. Sobre el sospechoso se supo que tuvo dos encontronazos con la Policía de Arvada en 2018, por un asalto en tercer grado y una falta criminal.
En declaración a los medios locales, un hermano de Alissa aseguró que el joven sufría de manía persecutoria y le era difícil controlar la ira. Estas circuntancias no impidieron que Alissa portara armas de fuego. El Buró Federal de Investigaciones (FBI) ya sabía quién era Alissa porque tenía lazos con otra persona a la que esa agencia estaba investigando agregó la publicación del diario neoyorkino.
Homenaje a Talley
Mientras se conoce el reporte policial, se llevaron a cabo las ceremonias fúnebres de algunas de las 10 victimas. Cientos de residente de Boulder salieron a las calles a rendir tributo a Eric Talley, agente de Policía de Boulder, muerto en la masacre. “Sentimos un gran pesar. El dolor es inmenso y no se como expresarlo” dijo Norma Montero Walsh, durante el homenaje a Talley. La inhumación de otras tres de las victimas tuvo lugar en ceremonias privadas.
Nuevo debate
Esta masacre ha reactivado la discusión sobre el control de armas, uno de los más intensos y estériles de la política estadounidense. El presidente Biden pidió “prohibir de nuevo las armas de asalto y los cargadores de munición de gran capacidad”, en referencia a un veto nacional de ese tipo de rifles que se aprobó en Estados Unidos en 1994, pero que caducó en 2004 sin que el Congreso lo renovara.
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