Maripily, Romeh y Lupillo en guerra campal

Maripily, Romeh y Lupillo en guerra campal

¡Válgame, Dios! Aquí estoy, de nuevo, en medio del dilema más grande de mi vida… ¡o al menos de esta semana! Por un lado, mi querida esposa, la jefa de esta casa, está que echa chispas porque quiere que gane Mariapily Rivera en La Casa de los Famosos. Dice que es una mujer luchona, aguerrida, y que representa la sinceridad y la maternidad para todos los que están dentro del reality.

Pero claro, ¡ni con un avión de papel puedo convencerla de que Lupillo Rivera es el candidato perfecto! Por otro lado, mi hija adolescente, con sus ideas de feminismo y admiración por los músculos, está más encariñada con Rodrigo Romeh, el culturista mexicano, que con su propio padre. Dice que es bello, inteligente, y que ha logrado manipular a Lupillo como si fuera un muñequito de trapo. Resulta que hasta mi hija es experta en estrategias de reality shows.

Y luego estoy yo, El Entrometido, tratando de hacer malabares entre apoyar a Lupillo, que se parece al amigo de toda la vida que hace travesuras, y no querer meterme en problemas con la jefa y la hija por no seguir a sus candidatos. ¡Ay, qué difícil es ser el cabeza de familia cuando hay tres opiniones distintas en casa! Ellas me echan en cara que Lupillo se jacta de decir que “el no es no” que le dio la Miss Universo Ariadna Gutiérrez le costó a ella el salir del programa.

Yo no tengo argumentos para defender a Lupillo. En las transmisiones se ve como le echa los perros a Aleska. Y anoche Lupillo quiso correr la voz de que Maripily es nudista. Le preguntó a Paulo Quevedo si la puertorriqueña se le exhibió desnuda. El actor de Chihuahua dijo que no. Luego Alana le dijo que era un malagradecido porque no fue capaz de prepararle comida a ella. Lupillo quedó descolocado porque ahora toda la casa se le volteó. Le sacaron a Melaza y Geraldine huyó también de él. Es le más odiado.

En fin, espero que la justicia divina del reality se manifieste y que cada uno se lleve su merecido. Que Mariapily, Romeh y, por qué no, mi cuate Lupillo, se lleven los maletines de dinero y que en esta casa podamos seguir viviendo en paz, aunque sea con huelga de brazos caídos si gana el que no nos gusta. ¡Qué le vamos a hacer, así es la vida de un entrometido mexicano en Colorado!


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