Firma invitada - Las órdenes ejecutivas de Jared Polis - El Comercio de Colorado

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Patrick Neville

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Representative Patrick Neville

Colorado House of Representative Minority Leader

El lema del estado de Colorado es “nil sine numine” (“nada sin la Deidad”). Pero parece que estamos operando bajo un logo diferente, ‘nil sine Jared’. A partir de 2020, nuestro gobernador decide qué negocios son esenciales; cuáles pueden reabrir bajo qué condiciones; cómo gastar 1.6 mil millones en dólares de los contribuyentes federales (CARES Act); e incluso hasta qué hora los bares pueden permanecer abiertos en todo el estado.

Como resultado, miles de empresas han cerrado y cientos de miles de personas han perdido sus trabajos. La gente está sufriendo y todavía no hemos sentido el impacto total de las acciones del gobernador. Creo que muchas de sus órdenes ejecutivas recientes son inconstitucionales y, como líder de la minoría en la Cámara de Representantes, estoy demandando al gobernador para que las detenga.

En 1876, la gente de Colorado creó y aprobó nuestra constitución estatal. Nuestro gobernador, la legislatura y los tribunales se han guiado por ella desde entonces. Como escribió una vez el juez Gabbert de la Corte Suprema de Colorado: “La Constitución es la Ley Primordial”. Pero en 2012, la Asamblea General- tanto la Cámara de Representantes como el Senado- aprobó la “Ley de Emergencia por Desastres de Colorado”.

Esta ley el otorgó amplios poderes al gobernador en tiempos de emergencia. La ley, especialmente su uso por parte del gobernador Polis durante estos últimos cinco meses, viola los principios más básicos de nuestra Constitución. Para entender por qué, tenemos que viajar en el tiempo.

En los siglos XVIII y XIX, la gente de las colonias americanas y de Colorado habló. Y hablaron con claridad. Expresaron su anhelo por un tipo de gobierno que reconociera sus valores, derechos y autoridad. Las palabras iniciales (el “preámbulo”) de las Constituciones de los Estados Unidos y Colorado son: “Nosotros, el pueblo …” En lo que sigue, “el pueblo” describió la forma de gobierno que establecieron para sí mismos y para su posteridad. La Constitución de Colorado dice explícitamente, “todo el poder político se confiere y se deriva de la gente” (artículo 2, sección 1).

En el artículo 3 de la constitución estatal, el pueblo dividió el poder entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, como sucedió en la constitución federal. En particular, el poder ejecutivo de Colorado- el gobernador y el vice gobernador- debe ejecutar fielmente las leyes del estado, mientras que las leyes deben provenir de la Legislatura.

Sobre este último punto, la constitución es clara: “No se aprobará ninguna ley sino mediante proyecto de ley” (artículo 5, sección 17). El pueblo de Colorado dio a los miembros electos del poder legislativo únicamente la responsabilidad de crear leyes. La constitución también enfatiza que cada rama del gobierno debe permanecer en su carril, por así decirlo. Dice que ningún miembro de una rama puede ejercer las facultades de otra rama “excepto en los casos en que esta constitución lo indique o permita expresamente” (artículo 3).

Aquí es donde las órdenes ejecutivas del gobernador Polis se quedan cortas. En su implementación del 16 de julio de nuevas reglas, incluido el mandato de usar una máscara en público, el gobernador dijo: “Esta es una ley como cualquier otra”.

No, no lo son. Según nuestra Constitución, los proyectos de ley se proponen y pasan por la Cámara y el Senado de Colorado. Están sujetos a audiencias públicas, debates y enmiendas en ambos órganos. Solo después de que se completa este proceso, los proyectos de ley se envían al gobernador para que se conviertan en ley. Ese no es el proceso de las órdenes ejecutivas.