Jesús Sánchez Meleán
Los estadounidenses están viviendo con el riesgo de la activación de una nueva gran falla tectónica. No me refiero a la falla de San Andrés. Esa falla ya está dibujada y se puede prever cuales serían las consecuencias de su activación. Yo me refiero a otra que se está formando exactamente en 1 First Street NE, Washington, D.C. 20002. La activación de esa falla tendría lamentables efectos porque allí se encuentra un solemne y sobrecogedor edificio construido en estilo clásico con mármol blanco, puro e impecable.
Un terremoto puede derrumbar esa extraordinaria estructura. Sin embargo, ese sería un mal menor porque con la actual tecnología, ese edificio construido en 1935 podría ser restaurando y llegar a ofrecer la misma belleza arquitectónica que tiene hoy día. Los daños que pueden provocarse en este caso se refieren al resquebrajamiento y fractura de la credibilidad de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, institución que ocupa el bello edificio de mármol blanco en el centro de Washington.
Esa consecuencia la considero como irreversible. Me pregunto, si una mayoría de magistrados decide eliminar la sentencia “Roe vs. Wade”, ¿significa eso que no existen derechos individuales irreversibles? ¿Cómo explicarles a las mujeres en Norteamérica que han perdido el derecho de decidir sobre su cuerpo y que ahora serian otras instituciones las que pueden determinar si ese derecho se puede usar o no? ¿Cómo explicar que ahora los legisladores locales van a poder restringir un derecho adquirido por las mujeres de este país en 1973?
Según se desprende del borrador de sentencia del magistrado Alito, la nueva mayoría conservadora del tribunal supremo norteamericano está decidida a aprovechar la coyuntura. Encontraron algunos argumentos para eliminar lo que consideran una sentencia equivocada de origen. Uno supone que esos magistrados ya han visualizado la reacción que tendría el revertir un derecho fundamental. Yo creo que ya se está escuchando el crujir de la fractura social que la mayoría conservadora de la Corte Suprema está por crear en este país.
Por los momentos, solo podemos decir, ¡a correr!
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