
Jesús Sánchez Meleán
La industria de los restaurantes en Colorado atraviesa una etapa crítica. Las ventas han caído, especialmente en Denver, que según el reporte de TOAST registró en 2024 la mayor disminución de transacciones entre 20 áreas metropolitanas del país. En paralelo, los costos operativos, los aranceles, el alza del salario mínimo y la inseguridad afectan de forma directa a los restauranteros.
Este problema debe preocuparnos a todos, porque cuando esta industria sufre, también sufre nuestra comunidad. El impacto no es menor. En Estados Unidos, el 27% de los empleados en restaurantes son hispanos, y el 14% de estos negocios son propiedad de personas hispanas. En roles claves como cocineros, supervisores y gerentes, la presencia latina supera el 20%. Estas son cifras provienen de la National Restaurant Association y del U.S. Census Bureau.
Una causa que vale la pena
Según la Colorado Restaurant Association (CRA), en este estado, el 34% de los restaurantes son propiedad de personas pertenecientes a minorías. El dato sugiere una fuerte representación hispana en Colorado. El debate en torno al proyecto de ley HB-1208 cobra importancia porque es parte de los esfuerzos por detener el declive de una industria vinculada con la comunidad hispana.
Esta propuesta legislativa permitiría que los gobiernos locales ajusten el crédito por propinas, otorgando más flexibilidad a los restaurantes sin imponer reducciones obligatorias. Para Denise Mickelsen, vocera de la Colorado Restaurant Association, esta medida no resuelve todo, pero representa “una esperanza” en un entorno complicado.
Una causa que vale la pena
Los restauranteros Francisco Cuevas y Jesús Silva, quienes operan en distintas ciudades del área metropolitana, coinciden. Para ellos dos urge el recuperar la confianza de los clientes, frenar los aumentos imprevistos en insumos y buscar equidad en las normas salariales entre ciudades. El gobierno de Denver impulsa planes para mejorar la seguridad en el downtown, aumentar la oferta de viviendas asequibles y revitalizar zonas clave como la calle 16.
Estas son señales positivas, pero faltarían otras acciones de Denver, de otras ciudades y otros múltiples actores. Salvar a los restaurantes significa defender el empleo, el emprendimiento y la estabilidad de miles de familias hispanas. Por eso, esta es una causa que vale la pena.

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