Entre el miedo y las oportunidades

Entre el miedo y las oportunidades

Vivir a plenitud

Por María Alejandra Morales

Escuchamos en nuestro día a día: ¡tengo miedo!, ¡estoy ansioso!, ¡tengo estrés!, entre muchas otras frases similares. Ya acostumbrados a oírlas perdemos la esencia de su significado y las vamos adaptando al vocabulario personal común. La ansiedad, el miedo, el estrés no son más que estados de alerta, de anticipación de nuestro organismo desde nuestra integral perspectiva, Biopsicosocioespiritual, que algo amenazante viene hacia nosotros, o por lo menos así lo estamos percibiendo en ese justo momento.

Es un mecanismo de defensa casi general que poseen los seres humanos para anticiparse a hechos que le acontecen. Todos tenemos cierto grado de ansiedad y el estres, o estrés positivo, que nos mueve para alcanzar cosas, ante retos. El miedo nos mantienen en continuo movimiento y está presente en nuestra toma de decisiones. El miedo también nos ayuda a  adaptarnos a las circunstancias que nos rodean. Sin embargo, cuando ese mecanismo se nos escapa de las manos tendemos a sentirnos atrapados en un callejón sin salidas.

¿Cuáles son las causas?

Muchas personas se preguntan las causas de dichas situaciones. Algunas de esas causas  tienen que ver con la genética; el estilo de personalidad que poseemos; la manera en la cual aprendimos a afrontar el estrés; y con elementos ambientales que los precipitan. Esta realidad se puede abordar desde la perspectiva farmacológica con apoyo profesional y funcional. Sin embargo, muchos optan por seguir las opciones que les presentan los familiares y las amistades, como “tomate unos vinitos”, “vamos a divertirnos”,  y “prueba esto”.

Si bien es cierto que hay un factor genético, la química cerebral puede ser modificada por el bienestar exterior que tú mismo, bajo el compromiso de ser feliz y sentirte bien, puedes brindarte, mediante adecuadas decisiones. Entre las decisiones apropiadas se pueden citar: hacer ejercicios; practicar yoga; relajarse; someterse a terapia psicológica; alimentarse apropiadamente; realizar actividades que le guste; y focalizarse en algo que le haga sentir productivo.

Busca oportunidades

Todo lo anterior es una visión muy general de la situación que la persona vive en su momento y ante la cual desea una salida. Sin embargo, en muchas ocasiones, la misma ansiedad, miedo o estrés, mantienen a las personas en el mismo sitio, sin accionar, no permitiéndoles ver más allá de sus narices o percibir un horizonte a lo lejos. Podemos confiar en ese poder interno de decisión de mejorar las cosas cuando no van muy bien o por lo menos no se perciben bien.

Hay momentos donde debes tomar decisiones sin mirar atrás, pensando única y exclusivamente en tu bienestar. Debemos tomar las oportunidades que se nos brindan día a día. ¡Oportunidades! De la raíz del Latin: Op (antes) y portus (puerto).  Significado: Ante el puerto. Porque navegar ante los diversos peligros del alta mar, cuando los marineros se veían frente al puerto, reconocían el regalo de la vida de una nueva ¡oportunidad!


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