Jesús Sánchez Meleán
Claudia Sheinbaum, la primera presidenta de México, parece tener una melodía constante en su mente, una reinterpretación del clásico bolero de Roberto Cantoral, “El Reloj”. Pero en lugar de rogar que el tiempo se detenga, como en la versión original, Sheinbaum le pide al reloj que se apresure: “Reloj, marca las horas, apúrate, para que el primer piso de la cuarta transformación termine rápido y sin causar mayores tropiezos”. La futura mandataria tiene ante sí un panorama económico complicado que la obliga a moverse a toda velocidad.
El reloj de Claudia marca la presión por cumplir con altas expectativas. Según una reciente encuesta, el 75% de los mexicanos cree que el país mejorará bajo su gobierno. Pero el entusiasmo popular contrasta con la realidad económica. La moneda se ha debilitado y el crecimiento económico se desacelera. Para Sheinbaum, su primer gran reto será presentar un presupuesto en noviembre que inspire confianza, tanto a los mercados como a los ciudadanos. No es fácil, especialmente cuando se trata de reducir el déficit fiscal sin aumentar impuestos.
Sheinbaum está en una carrera contra el tiempo. El peso mexicano, que ha oscilado en los últimos meses, y la desaceleración económica proyectada para 2024 y 2025, son motivos de preocupación. La promesa de reducir el déficit fiscal del 6% al 3.5% en un año parece, para muchos analistas, una meta demasiado ambiciosa. “Si no me apresuro, me volveré loca”, podría pensar Sheinbaum mientras evalúa cómo lograr recortar gastos en áreas como salud, educación y seguridad sin perder el apoyo popular.
El bolero de Cantoral decía: “Reloj, no marques las horas porque voy a enloquecer”, pero Sheinbaum sabe que necesita lo contrario. Si el tiempo no apura, si las reformas no avanzan rápido, la presión social y económica puede acumularse peligrosamente. Y la estabilidad política también está en juego, con la elección de jueces a través del voto popular como una de las reformas más polémicas que Sheinbaum ha prometido impulsar. Sheinbaum pediría al reloj que acelere no solo por los problemas económicos, sino también por la seguridad pública.
Este tema fue una de las principales demandas de los mexicanos, según la misma encuesta que le otorga un alto nivel de confianza. El crimen organizado, que ha afectado diversas industrias clave como la agricultura y la minería, sigue siendo un obstáculo para el crecimiento y la inversión. La presidenta electa sabe que deberá ofrecer resultados en este ámbito desde el primer día de su mandato, para no perder la fe de los inversionistas ni de la ciudadanía. Como en el bolero, cada tic-tac la acerca a decisiones difíciles. Ojalá el tiempo esté de su lado.
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