Amor en los tiempos de coronavirus

Ser un ser Biosocioespiritual Amor en los tiempos de coronavirus Un problema una solución

Vivir a plenitud

Por María Alejandra Morales

El amor es la más grande energía que mueve al mundo y evidentemente la falta de amor también marca pauta para mover cosas en el mundo. Las religiones han estado luchando por años acerca de cómo el ser humano ha dejado de lado el amor por los demás y han engrandecido un amor por cosas materiales, endiosando sus trabajos; su sentimiento de producción como máquinas; la política; la economía;los deportes; y cuantas otras cosas más fuera de lo que realmente vale la pena.

Y me refiero a valer la pena porque definitivamente es lo que va a perdurar mucho más allá de nuestras vidas. Los términos asociados a Mundial, Pandemia, Cuarentena y Muerte, siendo estos los más comunes entre otros diversos han invadido las noticias en la actualidad. Crecen cada día no solo las cifras de casos de personas contagiadas, muertes o pruebas realizadas. Crece la angustia de llevar entre paredes las dinámicas que se habían olvidado entre las parejas y el encuentro maravilloso con nosotros mismos.

Cabe destacar que la vida siempre va a ingeniárselas para que lo no experimentado llegue a nuestras vidas irremediablemente. Es por ello que el ser humano está viviendo las consecuencias de una vida agitada que no se detenía si quiera para poder visualizar los rostros de cada uno en el espejo y más aun en los ojos del otro, ya que la tecnología estaba robando a pasos agigantados las rutinas de las familias.  La pandemia definitivamente ha sido un respiro para quienes la han sabido aprovechar.

Ha permitido ver la vida desde otra perspectiva, donde una mascarilla te lleva a taparte la boca y ajustar tus oídos para ser un escucha atento a lo que pasa a tu alrededor, y a destapar los corazones.  Quizás son muchos los que han integrado cambios a sus rutinas diarias y hasta han salido de su zona de confort para dar un paso a visiones nuevas, hábitos arriesgados, aprendizajes latentes que salieron del closet y esto ha llevado al ser humano a tomar riendas firmes ante los cambios de esa parte de la vida que no podemos controlar. 

Porque si algo tenemos seguro en la vida, a parte del maravilloso viaje a un mundo fuera de este, es el constante cambio que todo tiende a dar. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante el día a día que anuncia que podemos hacer cambios de pensamientos porque nuestra cabeza es redonda. Cambios de situaciones porque tenemos ojos que se mueven y podemos enfocarnos en diferentes cosas frente a nosotros y definitivamente mantenernos callados, observando más, escuchando más.

Y en particular dejando que nuestra sensibilidad humana y humildad acobijen cada día a nuestros seres queridos. Ahora ante la cantidad y restricciones, hemos internalizado lo importante que es un beso; un abrazo; una visita; la libertad de caminar sin miedo a la distancia del otro; el poder observar al otro detenidamente; y definitivamente el respirar sin barreras. Finalmente, podemos evidenciar que somos actualmente una sociedad de cambios profundos, de mentes abiertas, de bocas cerradas y corazones abiertos.

Permitamos a toda esta dinámica, el poder adentrarnos a nuestras emociones y sentimientos para de esta manera salir de donde estábamos, porque si pedias tiempo libre, tiempo en familia, tiempo para descansar, para hacer algo  diferente, para estar unos días en casa, para sentarte a compartir la mesa en familia y para aprender algo nuevo, ya la vida te lo dio, no malgastes esta oportunidad. Úsala para dar orden a tu pensamiento, a tus ideas, a tus rutinas, a tus sueños, a tus planes, a tus metas, a ti y a tu familia.

Y te pregunto: ¿Qué tanto has aprovechado este tiempo de cuarentena para redefinirte, restaurarte y reciclar tu vida?


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