septiembre 7, 2024

Peso Pluma y las corcholatas

Peso Pluma y las corcholatas

Jesús Sánchez Meleán

Peso Pluma está en la boca de todos. Estamos en presencia de un verdadero fenómeno de masas. En menos de tres años de carrera musical, cinco de sus temas se han ubicado en la lista Billboard Hot 100 de Estados Unidos. El video de su reciente colaboración con Bizarrap batió récord al alcanzar más de 4 millones de visualizaciones en la primera hora de haber sido lanzado. Este joven tiene seguidores alrededor del mundo.

Algunos lo critican al descalificar su música. Aseguran que esos “corridos tumbaos” no hacen ningún aporte y que solo representan ruido. Sus críticos dicen que lo que hace es copiar a Natanael Cano, un rapero mexicano. Yo creo que ha convertido en un éxito el estilo que comenzó Cano. También estoy en desacuerdo con los otros argumentos. Creo que este artista tiene muchos rasgos originales. Empezando con su estilo de “voz rasposa”.

Adicionalmente, tiene una selección de letras poco profundas pero entretenidas. Sin muchas pretensiones su música es hasta melodiosa. Por ejemplo, esas trompetas de “En ella baila sola” son tremendas y me gusta escuchar ese tema una y otra vez. En pocas palabras, encuentro que Peso Pluma tiene un género innovador, genuino y con personalidad. Estos aspectos son los que quiero ver en los aspirantes a candidato presidencial de Morena.

Sigo esa carrera porque es bastante probable que, al día de hoy no de mañana, el nuevo presidente de México a ser electo en el 2024 vendrá del partido del presidente López Obrador. Hasta el momento, encuentro que, a uno de los aspirantes, Gerardo Fernández Noroña, lo han excluido de la foto. Yo me imagino que sus posturas “extremas” en casi todos los temas lo ha distanciado de AMLO y sus compañeros en el congreso. Esto “no vá pal baile”, presumo.

Por otro lado, puedo describir como anodinos a otros dos candidatos. Me refiero al secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y al líder de Morena en el Senado, Ricardo Monreal. A ellos dos les falta “épica”, “fantasía”, “cuento y melodía”. Pero, debo reconocer que, en la democracia, ese tipo de candidatos cumple una función importante. Ellos con una pequeña porción de votos contribuyen a fraccionar el voto y luego convalidarán a los punteros.

Lo interesante de la campaña presidencial adelantada en México es la pelea entre Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Fíjense que no tengo que presentarlos porque todo el mundo los conoce. La aspirante quiere ser la primera mujer presidenta. Sheinbaum dice que, aunque tiene una cortísima carrera política, puede traer sus conocimientos y mentalidad científica a la presidencia del país más poblado y con la economía más grande en la américa hispana.

Mientras, Ebrard es un experimentado político. Tiene varias décadas ganando experiencias como funcionario electo. Él le ganó a AMLO una encuesta para ser candidato presidencial. Ebrard fue magnánimo en ese momento y le dio paso al líder de su partido para que fuese candidato. Ahora Ebrard espera que le devuelvan el favor y lo dejen llegar a él para poder hacer gala como el político mexicano con mayor trayectoria en el actual escenario electoral.

Uno esperaría que tanto Sheinbaum como Ebrard nos muestren de lo que están hechos. Además de verlos bailar y comer chapulines podrían explicar como ellos enfrentarían los principales retos del país que les gustaría liderar. Sin embargo, para ganar, ambos deben perder un poco sus elementos de originalidad. Los electores de Morena, que son los que cuentan en las encuestas, les van a pedir que se parezcan lo más que puedan a AMLO.

Jesús Sánchez Meleán

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