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José López Zamorano
La Red Hispana
A nadie nos gusta hacer algo contra nuestra voluntad. Siempre es más deseable la persuasión que la obligación.
La historia confirma, con innumerables ejemplos, que la lucha contra la imposición ha desatado actos heroicos de reivindicación del valor de la libertad. Pero la realidad es que el pacto social, que sirve de pegamento a las sociedades modernas, está repleto también de ejemplos en los cuales es válido y legítimo acotar las libertades individuales, en nombre del bien común.
De hecho, son las propias leyes las que definen el territorio de las libertades individuales. En 49 de los 50 estados del país es un delito menor no llevar ajustado el cinturón de seguridad para el conductor o los tripulantes de un vehículo automotor. En 34 de esos estados, la policía puede detenerte si no lo llevas puesto.
Un ejemplo más: los 50 estados del país tienen legislación vigente que requiere la vacunación para sus estudiantes, aunque existen ciertas excepciones por razones médicas o religiosas en 44 estados del país, incluido el Distrito de Columbia. Aunque los estados del país tienen derecho de definir sus propias políticas de vacunación, muchos han decidido alinear sus guías con las recomendaciones de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) otorgó esta semana la aprobación final de la vacuna contra el COVID producida por Pfizer, lo cual debería darle tranquilidad a alrededor de 30 millones de estadounidenses indecisos que esperaban esa acción científica y administrativa para finalmente vacunarse.
Pero la decisión de la FDA, que por el momento sólo aplica a las personas de 16 años o más, también allanó el camino legal para que la vacunación contra el COVID pueda ser requerida por parte del gobierno federal, de las empresas del sector privado, de las organizaciones sin fines de lucro, de las universidades y de muchas instituciones más.
El Pentágono, con sus 1.4 millones de soldados en activo, tomó de inmediato la decisión de requerir la vacunación contra el COVID a todos los soldados. Otras empresas como United Airlines, JP Morgan, Amazon, Facebook y Google han empezado a dar pasos en la misma dirección. Se espera que miles de empresas más tomen una decisión similar. En algunos casos los empleados no vacunados deberán someterse a pruebas de diagnóstico regulares.
En mi opinión, el requerimiento de vacunación contra el COVID es necesario si tomamos en cuenta las estadísticas oficiales en el sentido de que la mayor parte de las personas que se encuentran hospitalizadas con casos graves de COVID son personas no vacunadas, muchas de ellas debido a la contagiosa variante delta. Aunque personas que están plenamente vacunadas también han resultado positivas al COVID, es menos probable que esos casos resulten en hospitalización o muerte.
Los cinturones de seguridad no salvan todas las vidas en los accidentes de tráfico. Pero no he escuchado a ninguna voz creíble argumentar que, por ese hecho, deberían desaparecer de la faz del planeta. Las vacunas contra el COVID no son perfectas, pero existe evidencia contundente de que funcionan y salvan vidas. Los invito a buscar los datos con fuentes de su confianza.
Los no vacunados se ponen en riesgo personal, ponen en riesgo a sus familias, a los proveedores de salud y a sus comunidades. Requerir la aplicación de las vacunas contra el COVID es un acto de responsabilidad colectiva.
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