Cumbre de magos

Cumbre de magos

Jesús Sánchez Meleán

Conversación imaginaria entre los mandatarios de los tres países del mundo con mayor número de fallecimientos de COVID-19. Cada uno de los tres participantes se habría expresado en su lengua materna. Esta es una traducción supuestamente libre.

El Carioca: Señor presidente, muchas gracias por atendernos. Era para mí era muy importante el comunicarme con usted. El “bendito virus” me ha hecho la vida de “cuadritos”. Espero que me entienda porque esta es una expresión, muy carioca, de mi tierra. Quiero decir que mi vida ha sido un infierno desde febrero del 2020.

Yo hasta el día de hoy no he admitido en público que tenemos un problema. Lo anterior se lo estoy confesando a ustedes dos porque se que me entienden. Yo, para ser consistente conmigo mismo, sigo diciendo, en público que eso del virus es una tremenda mentira. Yo le digo a los periodistas y frente a las cámaras que no hay ningún virus.

Y hasta llegué a decir que yo lo que tenia era una gripecita, cuando me en realidad me dio el “bendito” coronavirus. Me golpeó duro el bicho ese. No lo repitan, pero me dieron escalofríos. Me dolía hasta el pie gordo. Lo más grave es que yo se lo pegué a mi pobre y fiel esposa; a mi fiel hijo; y a una docena de resignados ministros y presidentes de organismos del estado.

Ya en mi país tenemos 118,726 fallecidos, que son unos 60 mil menos que los de su país. Yo le pregunto a usted [refriéndose a El Vaquero], ¿Qué debo hacer para detener la propagación del virus? ¿Debo yo admitir que tenemos un problema de salud pública? Y eso se lo pregunto porque yo sigo sus recomendaciones. Me he tomada como cuatro frascos de hydroclorine, como usted recomendó. Eso sí, al cloro sí no le pude entrar. Perdóneme.

El Azteca: Ahora me toca a mi. Y para abreviar tiempo. Yo le formulo las mismas preguntas que le hizo El Carioca. Pero intento responder la segunda. No se usted, pero yo, ni loco admito que tenemos un problema. Tengo tres meses afirmando que ya lo peor ha pasado. Y que ya hemos derrotado la epidemia. Eso es lo que hace un “populista” que se respeta. Espero su opinión.

Pero si les digo que a mi también me preocupa la cosa. Porque yo, al igual que ustedes, no uso tapabocas. Y yo soy de los que ando cargando chamaquitos y besando a cuanta viejita me tropiezo. Ya vieron que hasta a la mamá de El Chapo Guzmán le planté un beso. No me puedo controlar. Yo soy un populista empedernido y sin arrepentimiento.

Estoy en el país ubicado en el octavo lugar en el número de contagios. Hasta hace un ratico teníamos 579,914 casos confirmados de coronavirus. Pero, estamos de terceros, después de ustedes dos en el número de fallecidos. Y eso es serio. Yo he intentado todo para ver si bajamos usas cifras de contagio.

Comencé por pedirle a la gente que cargaran en los bolsillos una estampita de su santo favorito. Cada quién tiene su santo. Después le pedía a la gente que se quedaran en su casa y que tomaran mucha vitamina C. Nada de eso me ha servido. Y ahora no se que voy a hacer con la celebración del grito de la Independencia. Por decreto, el virus no va a desaparecer.

El Vaquero: Bueno, bueno. Los noto muy deprimidos y con baja autoestima. Fíjense, en el país del que me encargo, existe el mayor número de contagiados y fallecidos. Yo no le creo mucho a esos que recogen las estadísticas [suponemos que se refiere a los CDC]. Ellos dicen que tenemos casi 6 millones de casos confirmados y más de 180 mil fallecidos. Eso entre nosotros.

Pero, para mí, los números son una ficción. Puede haber unos cuantos más o unos cuantos menos. Lo importante es que ya logré que dejaran de hacer tantas pruebas. En mi país no habrá pruebas para aquellos que no muestren síntomas. Era una rochelita [palabra que no dijo, pero hubo que interpretar] eso de practicarse las pruebas.

Los números de contagiados los vamos a reducir de inmediato. Y ustedes saben que eso es prioritario para mí. Y para aquellos que estén hospitalizados les tenemos un regalito. Los vamos a comenzar a tratar con el plasma de otras personas que sobrevivieron al bendito virus, como usted lo llama; aunque a mí me gusta más llamarlo el virus chino.

Eso es lo que les puedo recomendar. Y se me olvida algo. Tápenles la boca a los expertos. Yo aquí he tenido que calarme [palabra que no dijo, pero hubo que interpretarla] a uno que me contradecía. Es un epidemiólogo que llaman científico. Pero, ya lo dejé de invitar a las ruedas de prensa. Aquí quien habla y quien manda soy yo. Tomen consejo mis colegas.


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