febrero 17, 2025

Aranceles y aguacates: el susto que pasé

Aranceles y aguacates: el susto que pasé

Jesús Sánchez Meleán

Respiré aliviado. A pocas horas de que entraran en vigor los aranceles a productos de México, Canadá y China, el gobierno de EE. UU. decidió posponerlos por 30 días. Mi alivio no es solo por el guacamole que no subiría de precio antes del Super Bowl, sino porque me libré –al menos por ahora– de la necesidad de reaprender macroeconomía.

Por décadas, nos enseñaron que el libre comercio era la clave del desarrollo. Que las economías abiertas permiten a cada país especializarse y aprovechar sus ventajas comparativas. Que los aranceles, lejos de proteger, encarecen los productos y terminan afectando a los consumidores.

Y lo más irónico es que esta idea no fue inventada por economistas europeos ni por tecnócratas asiáticos. Fue promovida, defendida y aplicada por Estados Unidos. Pero ahora, de repente, nos dicen que los aranceles son una herramienta maravillosa para fortalecer la economía nacional.

La misma Casa Blanca que impulsó acuerdos como el NAFTA y su versión actualizada, el T-MEC, ahora pretende convencernos de que encarecer productos extranjeros es el camino al éxito. Me imagino a Adam Smith revolviéndose en su tumba mientras algunos políticos juegan a la guerra comercial.

El último susto vino con la amenaza de nuevos aranceles a México y Canadá, lo que habría significado precios más altos en los supermercados y un golpe para industrias clave en ambos países. Pero, afortunadamente, el presidente decidió que los aranceles no son más que una herramienta de presión política. Una jugada de negociación. Algo temporal. ¡Gracias a Dios!

Por ahora, el aguacate sigue a precio razonable y mi tranquilidad macroeconómica permanece intacta. Pero esto es solo una tregua. La historia nos ha demostrado que las malas ideas pueden resucitar en cualquier momento. Así que, por si acaso, voy a disfrutar mi guacamole mientras puedo… no vaya a ser que en 30 días tenga que pagarle tributo al proteccionismo.

Jesús Sánchez Meleán

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