
Por María Marín
El éxito tiene significado diferente para cada persona. Para una actriz es ganar un “Oscar”.Para una gordita, perder peso. Para una alpinista, subir a la cima del Everest. ¿Qué es el éxito para ti? ¿Tener un buen trabajo y ganar mucho dinero? ¿Encontrar a tu príncipe azul? ¿Tener una hermosa familia y vivir en la casa de tus sueños? ¿Lograr que tus hijos crezcan con la mejor educación? ¿Tener un cuerpo escultural y verte como modelo?
Nosotras tendemos a medir nuestro éxito de acuerdo a lo que hayamos logrado y acumulado. Si tenemos una casa grande, manejamos un buen auto, poseemos buenas joyas, varios trofeos y un reconocimiento, entonces sentimos que valemos. Sin embargo, pensar que tu éxito en la vida se define de acuerdo a tus logros, o a cuántas pertenencias materiales tengas, es la forma más fácil de robarte tu autoestima y sentirte fracasada.
Crecer espiritualmente
Existe un principio universal en todas las grandes tradiciones espirituales que dice: “El propósito de tu vida es crecer espiritualmente”. Uno dice que el propósito es acumular pertenencias, ganar mucho dinero o viajar por el mundo antes de morirte. Si hoy tienes un día difícil en el trabajo o en tu hogar, y esa persona a la que ya no le tienes paciencia la tratas con más entendimiento y amor, entonces fue un día exitoso porque creciste como ser humano.
O, si ayer le prestaste tu oído a alguien que necesitaba ser escuchado, puedes sentirte triunfadora porque tu bondad te hizo crecer como mujer. Comienza a medir tu éxito basándote en cuánto aportas positivamente la vida de otros y cuánto creciste espiritualmente, si lo haces puedes considerarte una ¡una mujer exitosa!

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