Un hasta luego a Elizabeth Garibaldi-Torres

Un hasta luego a Elizabeth Garibaldi-Torres

DUELO EN LA COMUNIDAD HISPANA DE COLORADO

Redacción El Comercio de Colorado

En las últimas dos décadas, las tradiciones dancísticas peruanas han tenido gran difusión en Colorado. Elizabeth Garibaldi-Torres fue la gran artífice de esa proyección. Tan pronto llegó a Denver, Elizabeth arrancó su trabajo incansable por la cultura peruana. Ella decide crear el grupo de ballet folklórico peruano “Ritmos de mi Perú”. Y desde ese entonces ella no se detuvo en la enseñanza de su cultura nativa entre la comunidad latina y norteamericana.

Elizabeth consiguió en Colorado un terreno fértil para sembrar todo su bagaje. Nació en Lima dentro de una familia artística. Su padre fue músico, compositor, editor de libros de música y dueño de su propia academia musical. Su madre, Clara, educadora, facilitó el proceso para que su hija diera rienda suelta a su talento artístico. A la edad de 3 años de edad, Elizabeth formaba para del show de niños de Mirtha Patiño y Yola Polastri en la televisión peruana.

Niña artista

Siendo muy niña comenzó a aprender sobre el baile afroperuano, las danzas criollas, y el ballet clásico. Su maestra de baile fue Elena Cortéz. Siendo una adolescente, en la década de los 80 y 90, desarrolló su talento histriónico. Elizabeth ganó premios como mejor imitadora en concursos renombrados de Lima. Pero, en esa época se comenzó a perfilar como educadora de la danza. A los 13 años, crea y enseña coreografías para niños.

Terminando la secundaria, tuvo la oportunidad de enseñar baile, danzas folklóricas en escuelas y academias de Lima. Esa pasión por la danza le generaba los ingresos que le permitieron tener estudios universitarios en el área de turismo e idiomas. Pero, Elizabeth mantiene su vínculo con la danza y logra especializarse en estudios de folklore peruano en la Escuela Superior de Lima “Jose María Arguedas”.

Ejerciendo sus dos profesiones, la del turismo y la artística, en 1997, ella toma la decisión de viajar y vivir en los EEUU. Y tuvo la oportunidad de involucrarse con la comunidad peruana después de audicionar y ganar en un concurso de danza afro-americana en Los Ángeles. En ese concurso Elizabeth tuvo como pareja a Moisés Torres, quien luego se convierte en su gran amor y su esposo.

Descubre el amor por La Marinera

Con Moisés, ella vivió su historia de amor y logró descubir el arte de La Marinera peruana. Moisés bailaba marinera norteña y compartió su amor por ese baile con ella. Elizabeth comienza a cultivarse en el arte de La Marinera. Tomó clases. Practicaba observando videos. Ella logró desarrollar las destrezas de ese baile y se dio cuenta que La Marinera requiere de dos virtudes que ella cultivaba: la disciplina y la permanente renovación.

El tesón de Elizabeth rindió sus frutos. Ella logró reconocimientos del Consulado Peruano por difundir la cultura de ese país. Sus alumnos y sus coreografias tambien fueron premiadas en 2013 y 2014 por los organizadores del desfile de San Patricio en Denver. Y en cuando a La Marinera, Elizabeth y Moisés lograron ser subcampeones del concurso de Marinera del Club Libertad, categoria Senior Lax, en 2012 y 2014. Ellos fueron campeones del Club Libertad Dallas, en la misma categoria.

Un hasta luego a Elizabeth Garibaldi-Torres

Garibaldi Studio

Y como parte de su compromiso con el arte y con sus alumnos, en 2014, ella crea su propia academia de baile, “Garibaldi Dance Studio”. En esa academia, Elizabeth ofrecía clases de folklore peruano, salsa, cumbia, bachata , tango , hip hop, y otras disciplinas de la danza. Esta artista y gran ser humano logró el balance perfecto entre una vida familiar y amores profundos y una destacada labor en pro de la cultura. Esta comunidad la va a extrañar.

Hasta luego.

Un testimonio

Hablar de Elizabeth Garibaldi, es hablar de un ser excepcional. Era una mujer poderosa, pionera y visionaria; un bello ser humano. Siempre estuvo lista a servir y a compartir sin egoísmo su talento y conocimiento. Tenerla como amiga fue un tesoro, pues sabias con certeza que siempre estaria ahí para ti.

Ella estaba para apoyarte; para sorprenderte; para decirte lo que quizás nadie se atrevería a decirlo, sin pelos en la lengua. Elizabeth era una mujer apasionada.Se entregaba a sus proyectos como nadie; era minuciosa; detallista, alegre y divertida. No perdía el tiempo pensando en el que dirán. Se alegraba del éxito de los demás.

                          Juana Paucar/ Club Libertad Utah



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