Firma invitada – ¿Podrán sobrevivir las ciudades santuario?

¿Podrán sobrevivir las ciudades santuario?

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Por Héctor Quiroga, abogado de inmigración

El concepto de “ciudades santuario” ha estado en el centro del debate migratorio en los Estados Unidos durante años. Estas jurisdicciones, que se niegan a colaborar plenamente con las autoridades federales de inmigración, representan un modelo de resistencia frente a políticas que muchos consideran inhumanas. Sin embargo, con el regreso de Trump, el futuro de estas ciudades parece más incierto que nunca.

Desde mi experiencia como abogado de inmigración, he visto cómo estas políticas han dado un respiro a miles de familias inmigrantes. Pero ahora, las más de 200 ciudades santuario enfrentan un desafío existencial. Trump ya ha dejado claro que su administración no solo buscará debilitarlas, sino que podría intentar eliminarlas por completo.

¿Qué dice la ley?

Desde un punto de vista estrictamente legal, las ciudades santuario tienen un fuerte respaldo. La Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA) y la Constitución de los Estados Unidos no obligan a los gobiernos locales a actuar como brazos de las autoridades federales de inmigración. Este principio, conocido como federalismo, permite que estas ciudades usen sus recursos en seguridad comunitaria y cohesión social, en lugar de perseguir a inmigrantes indocumentados.

Sin embargo, Trump podría recurrir nuevamente a tácticas como la amenaza de recortar fondos federales. Aunque esta estrategia enfrenta obstáculos legales —los tribunales ya han bloqueado intentos similares en el pasado—, la incertidumbre que genera puede paralizar la gestión de estas ciudades.

El impacto humano y económico

Más allá de la legalidad, lo que está en juego son las vidas de millones de inmigrantes y el tejido social de nuestras comunidades. Estas políticas locales no solo protegen a quienes carecen de estatus migratorio; también contribuyen a que las comunidades sean más seguras. Los estudios muestran que las ciudades santuario reportan menos crímenes violentos, ya que los inmigrantes se sienten más seguros para colaborar con la policía.

Pero no solo hablamos de seguridad. Sectores económicos como la agricultura, la construcción y los servicios dependen en gran medida de la mano de obra inmigrante. Si estas políticas desaparecen, el impacto podría ser devastador: desde la falta de trabajadores en el campo hasta el cierre de negocios locales que no puedan soportar la falta de personal.

¿Qué podemos hacer?

La clave para la supervivencia de las ciudades santuario radica en la resistencia. Deben reforzar sus bases legales, construir coaliciones con otras ciudades y trabajar estrechamente con organizaciones de derechos humanos. Pero más importante aún, los inmigrantes deben estar preparados: conocer sus derechos, establecer planes de emergencia y apoyarse en redes comunitarias.

Como abogado, me comprometo a seguir luchando por estas comunidades. Las ciudades santuario representan más que una política; son un símbolo de humanidad y justicia en un sistema migratorio que necesita urgentemente una reforma. El desafío es enorme, pero nuestra capacidad para resistir y adaptarnos también lo es.


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