Jesús Sánchez Meleán
Le ha quedado claro al mundo cual es la condición moral y humana del siniestro personaje llamado Vladimir Putin. En los pasados días ejecutó algunas de las acciones más peligrosas de un plan que viene tramando desde hace por lo menos unos veinte años. Busca Putin el reconstruir la fallida entelequia de un imperio ruso. Esa aventura ronda en su cabeza y para lograr concretarla hasta intenta cambiar la historia de su país.
Personajes como este se ganan el desprecio publico. A pocas horas de haber intervenido groseramente en el país vecino de Rusia se ganó unos cuantos apelativos. He podido leer que lo han calificado de “malvado”, “temerario”, “criminal de Guerra”, y “matón trastornado”. Así calificó a Putin la representante republicana por Nueva York, Elise Stefanik. Me parece muy apropiada esa descripción.
Lo lamentable es darme cuenta que este personaje tiene fans. Esos admiradores de Putin no son pocos y se trata de personas con posiciones de poder. El más ferviente seguidor del ruso es Jair Bolsonaro, presidente del Brasil. Este carioca tomó un avión y se fue a rendirle pleitesía en San Petersburg. Llega a tanto su enamoramiento con Putin que ha iniciado el proceso de destitución de su vicepresidente porque condenó el ataque militar de Rusia a Ucrania.
Otros de los adeptos de Putin son más impresentables que él. Me refiero a las “joyitas”, “perlitas”, o “peritas en dulce” de Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Miguel Díaz Canell. Estos son tres gobernantes autoritarios extraen de Putin el dinero y el apoyo que necesitan para mantenerse en el poder. Puedo ver en estos tres personajes una afiliación genuina hacia Putin. Ellos lo necesitan para poder dormir tranquilos, sueñas con él.
Donald Trump también profesa admiración por Putin. Siendo presidente, Trump hasta le confió secretos de estado porque dijo haber mirado a los ojos a Putin y descubrir su sinceridad. Eso dijo Trump, palabras más, palabras menos, a finales del 2017. Así será el vinculo emocional de Trump con Putin que sus dos casos de impeachment tenían relación con el nefasto líder ruso.
Días antes de la incursión militar en Ucrania, Trump describió a Putin como “genial” y “sagaz”.
Luego de ocurrida la invasión, Trump fue un poco más recatado y calificó ese acto como “terrible”. Pero, aquí habría que decir que “agua que se derrama no se recoge”. Los elogios deben saberse administrar. Yo no puedo entender como es que un expresidente norteamericano puede elogiar a un personaje con tales antecedentes. Esta actitud de Trump, Bolsonaro, Ortega, Díaz Canell, y Maduro solo puede ser producto de un amor puro hacia Putin.
De otra manera no se explica tanta falta de juicio.
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