De bar para alemanes a albergue para deportados

De bar para alemanes a albergue para deportados

REFUGIO| El Deutscher Club Rainer Palast en su actual vista como el albergue Esperanza. (Foto/EFE)

POPULAR ESTABLECIMIENTO EN CIUDAD JUÁREZ

Guadalupe Peñuelas/ Agencia Efe

El Deutscher Club Rainer Palast, un bar de Ciudad Juárez que fue durante décadas refugio de soldados alemanes. Ese lugar es hoy un albergue llamado Esperanza que acoge a migrantes deportados y a personas adictas a las drogas en esta fronteriza urbe mexicana.

“Yo fui deportado por problemas de drogadicción y estaba quedándome en las calles, me acostaba en un cartón. Un amigo me dijo que este lugar era un centro de rehabilitación y me están apoyando para dejar las drogas”, explicó Fidencio Ramos, quien  aseguró que poco a poco está superando el problema.

Según detalló Ramos, su esposa y dos hijos permanecen en la fronteriza ciudad de El Paso (Texas), lo que hace su situación más dolorosa. Su realidad es parecida a la de José Hortensio Gudiño, deportado desde Estados Unidos por problemas de drogas y falsificación de documentos.

“A mí me ha cambiado la vida estar aquí. He salido a trabajar y no ando en mal camino”, dijo el hombre, que perdió su casa y su matrimonio debido a las adicciones. Este espacio se encuentra en la zona centro de Ciudad Juárez y consta de dos plantas, una cocina comedor y habitaciones con unas cuarenta camas en total.

La mamá y su refugio para alemanes

La taberna, adornada con símbolos y bandera de Alemania, abrió en 1951, en plena Guerra Fría. El bar era propiedad de Amparo Kluber Le Roy, conocida por los clientes habituales como La Mamá. Según periódicos de la época, ella atendía a los comensales vestida de soldado alemán en respeto a sus comensales.

Datos del historiador David Pérez López refieren que es probable que Amparo fuera descendiente de alemanes y franceses. De hecho, la mujer llegó a afirmar que sus abuelos salieron de Berlín durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), mientras que su padre era de Monterrey (México), pero de madre francesa.

José Luis Hernández Caudillo, quien trabajó para ella durante varios años, cuenta que durante mucho tiempo en este local no se admitían clientes de otra nacionalidad que no fuera la alemana. “Amparo les pagaba el taxi a los soldados cuando se dirigían de compras y los preparaba para evitar que fueran blanco de asaltos”, refirió el hombre.

Incluso había habitaciones pequeñas para los soldados alemanes, pues la mayoría cruzaban desde los Estados Unidos para salir de juerga por esta ciudad limítrofe. Su historia fue algo trágica, pues en 1997 policías municipales encontraron su cuerpo en el predio donde se ubicaba el bar. Tenía 74 años para entonces y vivía en la pobreza.

De bar para alemanes a albergue para deportados

EN CIUDAD JUÁREZ| El cocinero José Ortega Gudiño prepara comida en el albergue Esperanza.

Del vicio a la esperanza

Según algunas asociaciones locales, este lugar, además de ofrecer copas y fiesta, llegó a ser un club donde ocasionalmente se ejercía la prostitución. “Había un sótano en donde encerraban a las chicas para prostituirlas”, declaró Víctor Hugo Sánchez, representante de la asociación civil La Esperanza, ente responsable de la gestión del albergue.

De esta manera, y por decisión de uno de los hijos de Amparo, la peculiar taberna dio un giro de 180 grados para convertirse en un espacio de apoyo a gente con problemas económicos y migratorios. El albergue funciona desde 2001 como refugio para personas en situación de calle alcoholismo y drogadicción.

Y desde 2019, coincidiendo con una ola migratoria masiva a la frontera norte mexicana, también apoya a extranjeros. “Es gratificante ver personas que se rehabilitan, personas que salen de sus adicciones. Esto, que era lugar de perdición, ahora ofrece diferentes beneficios a la comunidad”, concluyó Sánchez.


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