Cabalgan contra el olvido

TEMOR POR EL FUTURO DE LA CABALGATA VILLISTA

Morgan Smith

Palomas, Chihuahua, México


Cada año, en torno al 9 de marzo, un grupo de jinetes mexicanos y estadounidenses revive una tradición única. Me refiero a la Cabalgata Binacional Villista que conmemora la histórica incursión de Pancho Villa en Columbus, Nuevo México, en 1916. Pero este 2025, fue para mi particular, como testigo constante de lo que ocurre en la frontera, porque temo que esta tradición esté en riesgo de desaparecer.

Planeaba cruzar la frontera en Palomas, Chihuahua, seguir hacia el sur y encontrarme con los jinetes en su ruta hacia el norte. Sin embargo, el viento feroz y las tormentas de polvo arruinaron mi plan. Aun así, logré llegar a Palomas, donde me encontré con Edgar Portillo, un villista apasionado y doble de Pancho Villa, quien posó para fotos y hasta disparó un tiro al aire con su pistola cargada con balas de salva.

El protagonista no pudo cruzar

Portillo, como muchos otros jinetes mexicanos, no pudo cruzar la frontera hacia Estados Unidos debido a las trabas burocráticas. El protagonista de la cabalgata se tuvo que quedar del lado mexicano. El Departamento de Agricultura exige ahora unos $10,000 para procesar los caballos, permitiendo su entrada. Y además exigen un período de cuarentena de una semana, según explicó el alcalde de Columbus, Nuevo México, Philip Skinner.

En años anteriores, decenas de jinetes mexicanos eran recibidos en el lado estadounidense, cabalgando junto a sus pares de Deming y El Paso hasta Columbus, donde se celebraban discursos, bailes y ferias. Pero ahora, la Cabalgata del lado norte se reduce a un pequeño grupo, mientras los del sur se quedan atrás, limitados por políticas que no parecen entender el valor simbólico del evento.

Villa sigue vivo en la memoria

Pancho Villa sigue vivo en estos pueblos. Su estatua se alza en Palomas y el parque estatal en Columbus lleva su nombre. La Cabalgata Villista es más que una cabalgata. Es memoria, identidad y reconciliación entre los pueblos de los dos lados de frontera. Smith lo resume con nostalgia: “En este tiempo de conflicto binacional, estos jinetes muestran más espíritu de cooperación que muchos políticos.”

Mientras el viento y el polvo envolvían a los jinetes en Palomas, Smith no pudo evitar preguntarse: ¿quién defenderá esta tradición? ¿Quién se atreverá a abrir el paso? Esperamos su opinión.