TIROTEO E INCENDIO| Confirman cinco víctimas fatales en templo mormón de Michigan. (Foto/EFE)
EXMILITARES FUERON LOS AGRESORES EN MICHIGAN Y CAROLINA DEL NORTE
Redacción El Comercio de Colorado
Estados Unidos vivió un fin de semana de extrema violencia armada con tres ataques ocurridos en Michigan, Texas y Carolina del Norte que dejaron al menos nueve muertos y 18 heridos. Las autoridades confirman que en dos de los casos los atacantes eran veteranos de las fuerzas armadas, lo que añade complejidad a la discusión sobre el acceso a armas de fuego y la salud mental de exmilitares.
El hecho más grave ocurrió en Grand Blanc, Michigan, el domingo 28 de septiembre, cuando Thomas Jacob Sanford, de 40 años y exoficial de la Marina, embistió con su camioneta una iglesia mormona repleta de feligreses, abrió fuego con un rifle de asalto y posteriormente incendió el edificio. Cuatro personas murieron y ocho resultaron heridas antes de que Sanford fuera abatido por la policía.
Tiroteos en un casino y en un bar
El FBI investiga el ataque como un acto de violencia selectiva y analiza dispositivos explosivos hallados en el lugar. Horas antes, el sábado por la noche, Eagle Pass, Texas, fue escenario de otra tragedia. Keryan Rashad Jones, de 34 años, abrió fuego en el casino Kickapoo Lucky Eagle, causando la muerte de dos personas, entre ellas un exagente de la Patrulla Fronteriza, y dejando cinco heridos.
Tras una persecución, Jones fue detenido y enfrenta cargos de asesinato capital. En Southport, Carolina del Norte, un veterano de guerra identificado como Nigel Max Edge, de 40 años, disparó desde su bote contra el bar American Fish Company, matando a tres personas e hiriendo a cinco. Edge fue capturado por la Guardia Costera poco después. Las autoridades investigan si sufría de trastorno de estrés postraumático (PTSD).
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Hombres armados actuando en solitario
En conjunto, los tres ataques suman nueve muertos y 18 heridos, evidenciando la magnitud de la violencia armada en el país. La fiscal general Pam Bondi calificó el ataque en Michigan como “desgarrador y escalofriante”, mientras que el presidente Donald Trump urgió a terminar con lo que llamó “una epidemia de violencia en nuestro país”. Estos sucesos, aunque no relacionados entre sí, muestran un patrón alarmante.
Los agresores son hombres armados actuando en solitario, en espacios públicos concurridos, con armas semiautomáticas y motivaciones aún no esclarecidas. La coincidencia temporal de estos ataques ha reavivado el debate sobre la prevención de tiroteos masivos y el apoyo a veteranos con problemas de salud mental.
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