El amor y la innovación salvarán el deporte

¿Qué es lo opuesto a la altitud?

Por Abel Flores/ @amantesdeldeporte2020

El mundo del día después de haber sido capaces de hacernos inmunes al coronavirus, o al menos de poder retomar algo de “la vida normal”, será un mundo diferente y quizás inédito. Esta pandemia dejará cicatrices en la civilización humana y en cómo interactuamos.

El deporte es parte esencial de esa sociedad “postmoderna” que tanto nos enorgullece. Pero también el deporte podría cambiar en cómo lo practicamos y disfrutamos. No veamos estos cambios de una forma negativa. En la historia universal, el hombre ha tenido que cambiar y evolucionar por múltiples razones.

Un ejemplo reciente fue el 11 de septiembre de 2001 donde el mundo cambió. Nunca un aeropuerto fue igual. A partir de este 2020 cada vez que toquemos la pantalla de un cajero automático o alguien estornude cerca de nosotros, nunca reaccionaremos igual.

Los fanáticos de los deportes, sobre todo los masivos como el fútbol o el béisbol, tendrán que adaptarse a nuevas regulaciones y comportamientos en un estadio.

Volver al romance

El deporte es un negocio, sí; por ende, no escapa a la recesión económica que ya azota al mundo. Por ejemplo, muchos equipos de fútbol en Europa y Sudamérica van a descender o desaparecer y muchos contratos multimillonarios de jugadores élites serán renegociados.

Un escenario positivo es que quizás esas diferencias económicas tan abismales entre equipos grandes y pequeños se vean reducidas con esta recesión global. Al menos eso sería un buen escenario en un futuro próximo porque mejoraría la competitividad y el volver a jugar por amor a la camiseta.

Quizás los cambios sean radicales o quizás todo quede casi igual, todo dependerá de cuánto afecte y dure extinguir esta pandemia. Pero lo que sí queda claro es que siempre el futuro del deporte será de los empresarios y gerentes innovadores y de todos esos niños que cumplirán su sueño de ser campeones.