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Morgan Smith
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“600 migrantes rumbo al norte desde Honduras en una caravana”, dice el titular. ¿Es esto una advertencia de que estamos a punto de ver otra oleada de migrantes centroamericanos? Estando en Juárez, México, en un albergue para migrantes y escuché a una pareja hondureña, Oscar y Maira, describir la violencia que los obligó a huir de su país.
Otra oleada de migrantes seguramente haría que el tema migratorio volviera a estallar y se convirtiera en un factor importante en lo que ya sabemos será un año electoral brutal y divisivo. Aquí hay cinco sugerencias que podrían ayudar a aliviar este problema y dar como resultado logros sólidos en lugar de solo más retórica e ira partidistas.
Creo que debemos apoyar los refugios para migrantes en ambos lados de la frontera y aprovechar la buena voluntad de los muchos voluntarios allí. Estos refugios no solo serán necesarios sino que brindarán un ejemplo del trato humano de los migrantes ahora que la administración Biden se vio obligada a continuar con el programa Permanecer en México.
Se deben acelerar las audiencias de asilo para quienes se ven obligados a esperar en México. Por ejemplo, regularmente llevamos comida y ropa al albergue de migrantes Respetrans cerca del puente fronterizo en Juárez y muchos de los migrantes han estado atrapados allí durante meses.
Hay que utilizar mejor nuestros puertos de entrada. Se han gastado millones para mejorar los puertos de Palomas y Santa Teresa en la frontera de Nuevo México, donde cruzo varias veces al mes y los autos que vienen al norte siempre son revisados. Sin embargo, la Patrulla Fronteriza no realizan controles al azar en busca de armas en los vehículos que van al sur.
¿Por cual razón se ha estancado en el congreso el proyecto de Xochitl Torres Small para desarrollar una mejor tecnología para detectar las drogas que se mueven hacia el norte a través de esos puertos? Los estudios indican que el 90 por ciento de la droga que ella a EEUU ingresa por esos cruces fronterizos. Esa droga no la traen consigo los inmigrantes.
Hay que aliviar la presión para cruzar la frontera ilegalmente al expandir el programa de trabajadores invitados. De esta manera más trabajadores extranjeros podrán ir y venir legalmente según lo requiera la demanda estacional de la agricultura, de la construcción, de los restaurantes, y de otras empresas que desesperadamente necesitan trabajadores.
Dado que el salario mínimo por día en México es de solo $6.00, menos de la mitad del salario mínimo por hora en la mayor parte de los EE. UU., la presión económica para encontrar trabajo en los EE. UU. es inmensa. Darles a estos trabajadores la libertad de moverse de un lado a otro legalmente va a reducir la presión para entrar ilegalmente a nuestro país.
Debemos crear un programa de salud transfronterizo. Inicialmente, ese programa se debe ocupar del covid-19 aplicando una vacunación acelerada del lado mexicano. Los CDC acaban de agregar a México a su lista de países a los que no se debe viajar debido al nivel de contagios por el covid-19.
La propagación del virus es devastadora para las áreas fronterizas donde hay comercio transfronterizo y movimiento de personas. Si tiene éxito, estas acciones de salud se podría extender a otros problemas de salud. Hay muchos médicos en ciudades como El Paso que darían atención gratuita en casos especializados pero no van a cruzar la frontera para hacerlo.
El tiempo es corto. Estamos a punto de sumergirnos en lo que seguramente será un ciclo electoral brutal e improductivo. Al menos intentemos dar algunos pequeños pasos en estos temas fronterizos.
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